Datos, enfoque de género y seguridad ciudadana

Datos, enfoque de género y seguridad ciudadana

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se conmemora la lucha de la mujer por su participación y desarrollo integral como persona dentro de la sociedad. La violencia contra las mujeres y las niñas (VCMN) representa uno de los más grandes obstáculos que cada una de ellas enfrentan para desarrollarse y desenvolverse plenamente a lo largo de sus vidas. No se pueden alcanzar altos niveles de desarrollo en una sociedad donde no se atienda la problemática de la VCMN. Esta violencia afecta el desarrollo humano con implicaciones directas en varias dimensiones como la salud y las oportunidades económicas, educativas, sociales y culturales a las que tienen acceso[1]. Esto toma mayor relevancia en el contexto de recuperación que se vive actualmente a nivel global. La pandemia de COVID-19 ha afectado a las mujeres de manera particular y las desigualdades prexistentes se han profundizado[2]. Los altos niveles de violencia también son agravantes de inequidades [3]. En 2020, la evidencia de Infosegura muestra una tasa de feminicidios de 0.79 por cada 100,000 mujeres en Centroamérica y el Caribe[4]. Revelando una pandemia dentro de la pandemia de mujeres en nuestra región. [relacionadas] Y si bien existen múltiples barreras para el empoderamiento de las mujeres, la violencia contra mujeres y niñas es tanto una causa como una consecuencia de la desigualdad de género. La Organización Panamericana de la Salud precisa que, en América Latina y el Caribe, una de cada tres mujeres ha experimentado violencia física o sexual a lo largo de su vida. La violencia de género no solo es una causa de desigualdad, es también consecuencia de ella, en virtud del establecimiento de marcos normativos discriminatorios y excluyentes que socavan la independencia y el acceso a las oportunidades educativas y de ingresos de mujeres y niñas. Por ello, un punto clave e inicial para abordar el fenómeno de la VCMN es la apropiada gestión de información, tanto en producción y análisis de datos, como en su uso y divulgación, debido a que este es el proceso que permite a los tomadores de decisiones contar con insumos relevantes y estratégicos para el diseño de políticas públicas con enfoque de género basadas en evidencia. En el marco de la conmemoración del 8 de marzo, y del mes de la mujer, se presentan aquí ocho puntos clave para reflexionar sobre el estado de la implementación del enfoque de género en los datos de seguridad ciudadana en Centroamérica y República Dominicana.

  1. 1) Los países de la región han tenido avances importantes en la gestión de la información de la violencia contra las mujeres y las niñas (VCMN). El progreso es palpable en la medición y el seguimiento de la VCMN, a través de la implementación de legislación nacional específica y planes o políticas concretos para su eliminación.
  2. 2) El esfuerzo para la recolección de información ha sido notorio, pero aún persiste el reto de dar por cumplida la obligación que los Estados han asumido en materia de generación de información con enfoque de género. Entre las brechas destacan los vacíos que persisten en el registro completo de la VCMN[5]; la información dispersa entre distintas instituciones; la escasez de encuestas especializadas de VCMN; pocos mecanismos validados de denuncia y registros de VCMN en espacios públicos; el subregistro de casos; información con poca desagregación; datos no comparables; perfectible calidad de los datos debido a inconsistencias, falta de homologación en las tipificaciones, datos no registrados históricamente, entre otras brechas estadísticas.
  3. 3) La principal fuente de información de la problemática proviene de registros administrativos de instituciones de seguridad y justicia. Debido a esto, es común que no se aborde el carácter multidimensional del fenómeno de la VCMN. Por tanto, es necesario la interoperabilidad entre las entidades que atienden otras aristas de la problemática (por ejemplo, carteras de salud, educación, economía, trabajo, desarrollo urbano, medioambiente) para contar con las variables interrelacionadas que permitan una mirada más amplia y análisis más completos de la situación.
  4. 4) Existe una concepción desarticulada del fenómeno de la VCMN y la cotidianidad de la vida de las mujeres y las niñas. Los sistemas de registros actuales no conciben a la VCMN como un continuum vital y, por lo tanto, la recolección y uso de los datos tampoco responden a ese paradigma. En tanto se han logrado grandes avances para contar con estadísticas de mejor calidad sobre feminicidio/femicidio, existen otras dimensiones delictuales para las cuales no se cuenta con información completa. Un ejemplo de esto es la desagregación en el registro de violencias sexuales, violencias en el espacio privado, violencia económica, o la falta de información de desapariciones y trata de mujeres y niñas.
  5. 5) Fortalecer las capacidades para la producción de datos e información relevante tienen consecuencias directas en la calidad de los análisis que se pueden realizar. El fortalecimiento de capacidades facilita la generación de conocimiento sobre diversos tipos de violencia por razón de género, por ejemplo, personas desaparecidas, trata y tráfico, crímenes de odio contra población LGTBI, entre otros. Asimismo, posibilita la realización de estudios avanzados en materia de violencia contra las mujeres y niñas que generen evidencia y diagnóstico para el diseño e implementación de políticas públicas en esta materia.
  6. 6) Es necesario promover e instalar la cultura del uso y difusión de evidencias para el diseño, monitoreo y evaluación de políticas públicas. La ausencia de datos públicos de violencia contra las mujeres y niñas imposibilita el avance en la compresión del fenómeno y en la generación de insumos para la implementación de políticas públicas basadas en evidencia. En este sentido, se requiere facilitar la realización de acuerdos intra e interinstitucionales para el intercambio de información y sistematización de las lecciones aprendidas en temas de gestión de información. La difusión es clave ya que pone al alcance de la ciudadanía los datos e informes, permitiendo un mejor aprovechamiento de la información pública, generando un círculo virtuoso que tiene como fin el empoderamiento de las personas[6].
  7. 7) Incorporar de manera efectiva el enfoque de género conlleva retos para que los datos de seguridad ciudadana trasciendan la discusión técnica. Para este fin, se requiere voluntad política para realizar cambios y poder responder de manera integral a este fenómeno y sus complejidades.
  8. 8) Los marcos jurídicos y los sistemas de información son la base para transformar la vida de las mujeres y las niñas, para vivir una vida libre de violencia que permita su desarrollo personal y laboral a partir del acceso igualitario a las oportunidades. Para lograr este fin, se requiere de marcos jurídicos, sistemas y herramientas para avanzar en la visibilización de un fenómeno históricamente oculto.

La seguridad ciudadana es un resultado intrínseco del desarrollo que refuerza la prevención y disminución de la inseguridad y la violencia de manera integral[7]. Para alcanzar este resultado es necesario reconocer la urgencia de integrar la VCMN en la agenda de seguridad ciudadana, no solo porque afecta grave y específicamente a más de la mitad de la población, sino porque sus consecuencias impactan en las familias, comunidades y en la pacificación y el desarrollo de las sociedades. Lograr la erradicación de la VCMN no será posible si no se cuenta con herramientas que permitan mostrar el panorama completo y enfocado del fenómeno, y que también sirva para medir el impacto y sostenibilidad de las medidas adoptadas. En la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, Naciones Unidas establece en sus objetivos 5 y 16 metas e indicadores en esta materia, y da el marco conceptual para ver la seguridad ciudadana y la seguridad de las mujeres como resultado intrínseco del desarrollo. En esta línea, la gestión de información debe implicar el trabajo intersectorial articulado y la consolidación de los acuerdos políticos que trasciendan las acciones técnicas para mejorar la vida de las personas, sin dejar atrás a las mujeres y las niñas. El desafío es grande y el trabajo es duro, por eso vale la pena repetir la consigna que hace imperativo este esfuerzo: ninguna sociedad será segura si las mujeres y las niñas no viven seguras.


NOTAS: [1] Infosegura - PNUD/RBLAC (2020). La Cara Escondida de la Inseguridad: Violencia Contra las Mujeres en Centroamérica y República Dominicana. [2] COVID-19 and gender equality: Countering the regressive effects [3] COVID-19 ampliará la brecha de pobreza entre mujeres y hombres, según los nuevos datos de ONU Mujeres y el PNUD [4] La tasa de feminicidios se calculó con información de Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. [5] Smutt, M. (2018). El uso de la evidencia en las políticas públicas de género y seguridad ciudadana: avances y desafíos en Centroamérica. PNUD Infosegura. [6] Smutt, M. (2018). El uso de la evidencia en las políticas públicas de género y seguridad ciudadana: avances y desafíos en Centroamérica. PNUD Infosegura. [7] PNUD/RBLAC (2021) América Latina y el Caribe: Gobernanza Efectiva, más allá de la recuperación.