La transformación migratoria de América Latina

Una visión experta de la movilidad humana desde los ojos del PNUD, por Johanna Saenz, Asesora de Movilidad Humana del PNUD en América Latina y el Caribe.

En las últimas dos décadas, América Latina ha sido testigo de una transformación notable en sus flujos migratorios. Durante mucho tiempo, la región fue principalmente un punto de partida para migrantes latinoamericanos que buscaban oportunidades en otros continentes, como Europa y, en su mayoría, en Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años, hemos presenciado un cambio significativo: si bien los flujos migratorios continúan, cada vez más personas se dirigen a otros países dentro de la misma región. Este cambio abrupto en la realidad de América Latina y el Caribe plantea desafíos inéditos y requiere una adaptación que aún no está completamente preparada para afrontar.

En este contexto, es crucial destacar las nuevas rutas migratorias que están tomando forma. En primer lugar, el flujo desde Venezuela ha sido notorio, con migrantes que inicialmente se dirigen a países fronterizos como Colombia y Brasil. Sin embargo, desde allí, se extiende hacia otros dos países andinos, Ecuador y Perú. Este flujo, que inició en 2017 y se mantiene hasta el presente año, representa un fenómeno de gran relevancia.
 

"América Latina debe adaptarse
y promover la migración
como un factor de desarrollo,
fomentando sociedades más
justas e inclusivas".

 

Además, emerge una segunda ruta migratoria que atraviesa el Darién, donde confluyen ciudadanos venezolanos, así como personas de Haití, Ecuador y Colombia. Estos migrantes siguen una ruta que los lleva desde el Parque Nacional Darién en Panamá, cruzando Costa Rica y, posteriormente, Nicaragua y los países del norte de Centroamérica, con el objetivo final de llegar a México y, finalmente, a Estados Unidos.

No obstante, también observamos flujos migratorios extracontinentales, provenientes de África y Asia, que ingresan a América Latina a través países como Brasil. Estos migrantes siguen una ruta que los lleva desde ese país, atravesando Colombia, hasta unirse a otros flujos migratorios en Panamá, continuando su camino hacia el norte.

En el Caribe, se desarrolla otro tipo de flujo migratorio que involucra las grandes islas, como Jamaica y República Dominicana. La intención es llegar a las costas de Centroamérica o directamente a las costas de Estados Unidos.
 

Migrantes centroamericanos esperando junto a la valla fronteriza entre México y Estados Unidos.

Un grupo de migrantes centroamericanos espera delante de la valla fronteriza entre México y Estados Unidos. Foto: OIM México-Sara Salazar.
 

En cuanto a la relación entre migración y seguridad ciudadana, es esencial desmitificar ciertas creencias. Estudios en Colombia han buscado establecer qué tan cierta es la idea de que la presencia de migrantes venezolanos ha aumentado la inseguridad, concluyendo que esta percepción no está respaldada por datos. De hecho, se ha demostrado que las y los migrantes son más propensos a ser víctimas de delitos, incluyendo la desaparición de personas.

A pesar de que existen estudios en desarrollo que buscan explorar la relación entre migrantes venezolanos e inseguridad ciudadana en los países andinos, aún no se han publicado resultados definitivos.

En última instancia, es fundamental comprender que la migración es una oportunidad para el desarrollo. Cuando un país gestiona de manera adecuada la migración, se asegura una triple ganancia: el país de destino se beneficia del aporte del migrante al desarrollo local, el migrante encuentra oportunidades para mejorar su calidad de vida y el país de origen se beneficia a través de las remesas, impulsando su propio desarrollo.

En este contexto, América Latina debe adaptarse y promover la migración como un factor de desarrollo, fomentando sociedades más justas e inclusivas. Esto implica fortalecer la cohesión social en contextos de movilidad humana. Es imperativo reconocer que la migración es una realidad que no solo involucra a quienes parten, sino también a quienes reciben y a las sociedades en su conjunto.
 

Foto de apertura. OIM/Ana Marcela Cerdas Jimenez.