Fijar población, un nuevo paradigma

El perfil de migrante es el de una persona joven y sana, en edad de trabajar, lo que supone un perjuicio social para los países emisores.

La idea de que a más migración más desarrollo ha sido una constante durante muchos años. Para los países ricos receptores supone la llegada de mano de obra necesaria para continuar creciendo. Para los emisores es la garantía de recibir remesas que ayudasen a salir de la pobreza a muchos de sus ciudadanos. 

Otras voces hablan de un posible impacto negativo cuando se produce un éxodo de personas jóvenes, sanas y en edad de trabajar, puesto que el 81% de los inmigrantes centroamericanos tiene entre 18 a 64 años, según datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos 2021

¿Cuáles son algunos de los posibles efectos negativos?:

Pérdida de mano de obra calificada
La emigración de profesionales capacitados, como médicos, ingenieros y científicos, puede resultar en una escasez de talento en sectores clave de la economía y en la reducción de la capacidad de innovación y desarrollo en el país emisor.

Envejecimiento de la población
Cuando los jóvenes emigran en busca de oportunidades en el extranjero, puede haber un envejecimiento de la población en el país de origen. Esto puede llevar a problemas en la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social y de pensiones, así como a una disminución en la fuerza laboral.

 

Migrantes esperando.

El 81% de los inmigrantes centroamericanos tiene entre 18 a 64 años, según datos de la Oficina del censo de los Estados Unidos 2021. Foto: OIM.

 

Fuga de cerebros
La emigración de profesionales altamente educados y talentosos a menudo se denomina "fuga de cerebros". Esto puede perjudicar el desarrollo y la investigación en el país de origen, ya que pierde el beneficio de su conocimiento y experiencia.

Desgaste en los lazos familiares y comunitarios
La emigración puede separar a familias y comunidades, lo que puede llevar a problemas emocionales y sociales, así como a una pérdida de cohesión social en el país emisor.

Dependencia económica de las remesas
Si una parte significativa de la población emigra y envía remesas a sus familias en el país de origen, la economía de ese país puede volverse dependiente de esas remesas. Esto puede hacer que la economía sea vulnerable a las fluctuaciones económicas en los países receptores.

Desequilibrios en el mercado laboral
La emigración puede dejar vacantes en ciertos sectores laborales, lo que podría causar desequilibrios en el mercado laboral y afectar la capacidad de algunas industrias para operar eficientemente.

Escasez de habilidades y formación
La pérdida de trabajadores cualificados y formados puede dificultar la transferencia de conocimientos y la formación de la próxima generación de profesionales en el país emisor.

Impacto en los servicios públicos
Si la emigración es significativa, la reducción de la población puede llevar a una disminución en la recaudación de impuestos, lo que podría afectar la financiación de servicios públicos esenciales como la educación y la atención médica.

Es importante señalar que estos efectos negativos no se aplican a todos los países emisores ni en la misma medida. Algunos países pueden gestionar la emigración de manera que minimicen estos impactos a través de políticas adecuadas y estrategias de desarrollo.

Sin embargo, migrar sigue siendo una de las primeras opciones en países en los que la violencia, la inseguridad o la falta de oportunidades hacen que tener una vida digna sea complicado. 

Foto de apertura: OIM/Gema Cortes.