Estado del Suicidio en Costa Rica, 2014-2018

Tratar de entender el acto suicida es complejo, no solo por las implicaciones psicosociales que el evento suicida pueda desencadenar, sino porque éste está ligado a un contexto mucho más amplio que la psicología de la persona suicida y que, directamente la condiciona. De esta forma, más allá de entender el suicido como un problema epidemiológico de tendencia creciente, se debe estudiar en los espacios comunitarios, porque es ahí donde podría tener múltiples y diversos significados y
causas, así como diversidad de representaciones culturales.

En Costa Rica, se ha experimentado un alza de la culminación de los actos suicidas que han pasado de 288 casos en el 2014 a 327 en el 2018, es decir, al menos esta cantidad de personas ha transitado todo el camino desde la ideación hasta la consumación del suicidio y, al menos 1,552 personas no han encontrado el vínculo suficientemente fuerte que los sostenga con vida. De todos éstos que fueron reportados en el período, cerca de un 85% correspondió a hombres. En cuanto a los datos anuales, estos presentan un comportamiento errático. Entre 2017 y 2018 la cantidad de suicidios reportados tendió a ser el doble entre el principio y el final del año. Contrariamente, en el caso de las mujeres, su comportamiento ha sido
bastante regular durante los 5 años.

Ante esto y en función de las fuentes de información disponibles, la Comisión Técnica Técnica Interinstitucional sobre Estadísticas de Convivencia y Seguridad Ciudadana COMESCO, presenta un “estado de situación del suicidio en Costa Rica”, con una serie de cinco años (2014-2018).

Este estado de situación es alimentado por datos de registros administrativos provenientes del Poder Judicial, el INEC y del Ministerio de Salud. También se hicieron tres entrevistas semiestructuradas y abiertas a personas del sector salud especialistas en el tema, una del sector público, una del sector privado y otra de la sociedad civil con el propósito de conocer sus opiniones sobre el fenómeno del suicidio, así como recoger sus comentarios sobre la forma en que se abordaba el acto suicida en este informe.

Se diseñó una guía de entrevista, 6 con preguntas semiestructuradas de registro abierto, con temas cualitativos que abordaron el hecho suicida desde diferentes escenarios. Se recurrió a fuentes de organismos internacionales como la OMS y la OPS, así como oficinas especializadas de diversos países, para contar con datos globales y del Continente Americano del fenómeno, de esta manera se puede visualizar el suicidio en la dimensión global como punto de comparación y encuentro con los datos costarricenses.

Por último, se hizo un ejercicio de puntualizar someramente las necesidades de construcción o modernización de una Política Pública de atención y prevención del suicidio, más allá de los intentos que se están operacionalizando en diferentes sectores, con el objetivo de que integre todas las dimensiones y aproximaciones posibles para atender el suicidio.