Seguridad, sí, pero centrada en las personas
Jairo Acuña-Alfaro. Líder de Gobernabilidad PNUD América Latina y el Caribe
A medida que las sociedades avanzan en sus estadios de desarrollo y consolidan sus contratos sociales, las políticas públicas se van adaptando y avanzando. Esto aplica igualmente en materia de las políticas públicas sobre seguridad ciudadana, las cuales deben evolucionar y no retroceder.
En los últimos días las redes sociales parecieran haber acentuado un polémico debate de antaño sobre cómo solucionar la violencia y la inseguridad en nuestra región. Las medidas radicales no son nuevas. En América Latina y el Caribe hemos transitado desde visiones que defienden la mano dura para acabar con la violencia y la criminalidad hasta posturas antagónicas que consideran que solo recurriendo a la “zanahoria” se logrará la convivencia pacífica. Como han demostrado diversas experiencias internacionales, abordar la seguridad desde una visión multisectorial, con enfoque de género y de derechos humanos, favorece la toma de decisiones soluciones eficaces y la gobernanza democrática efectiva.
En este blog trataremos de reflexionar, más allá de 140 caracteres, sobre la necesidad de reforzar la evolución en la formulación e implementación de políticas de seguridad ciudadana. La experiencia internacional nos señala que el mejor vehículo para reducir los índices de violencia e inseguridad se encuentra en los datos, en las evidencias y en enfocarse en acciones de prevención centradas en las personas, porque como dijo Benjamin Franklin, “una onza de prevención vale más que una libra de curación”. Para ello, analizaremos qué ha pasado en los países de Centroamérica (excepto Nicaragua) y República Dominicana -muchos de ellos considerados en algún momento como los “más violentos del mundo”- en base a los datos oficiales en la última década.
Más y mejores datos son esenciales para reducir la violencia
En 2020 y por primera vez desde el 2010, la subregión vivió un hito positivo, al registrar una tasa de homicidios por cien mil habitantes (18.9) inferior a la tasa regional latinoamericana (19.3). Aunque es cierto que en 2022 se ha producido un cierto repunte y hay que mantenerse alerta, parece evidente que los programas, estrategias y políticas de prevención de la violencia que han venido implementando las instituciones nacionales y locales han contribuido a mantener esta tendencia descendente. Mientas en el año 2010 la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes en Centroamérica y República Dominicana fue de 50.5 homicidios, en 2022 fue de 18.5. ¡Una reducción de 32.0 puntos!
Gráfica 1. Tasa de homicidio en Centroamérica vs. Latinoamérica de 2010-2022
Fuentes: Elaboración PNUD Infosegura con información de Belice, BPD (obtenido a través del BCO); Costa Rica, OIJ; El Salvador PNC vía Twitter; Guatemala, PNC (Sección de Estadísticas, en proceso de validación por el INE); Honduras, Mesa Técnica de Muertes Violentas: Policía Nacional, Ministerio Publico/Dirección de Medicina Forense. Registro Nacional de las Personas. Observatorios de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Instituto Nacional de Estadísticas. IUDPAS/UNAH. Unidad Técnica de Coordinación Interinstitucional (UTECI)/Subsecretaría en Asuntos Interinstitucionales y República Dominicana, proyección a partir de datos enero-septiembre 2022 del Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana (CADSECI). Para América Latina y el Caribe, PNUD Infosegura a partir de datos preliminares de 29 países de la región (2010-2022).
En estos años, algunos países lograron reducir de manera notable las muertes violentas, al pasar de tasas superiores a los 60 homicidios por cien mil habitantes a tasas inferiores a 30. Sin embargo, esta tendencia positiva no debe hacernos olvidar que estamos hablando de vidas humanas. Sólo en el año 2022 en Centroamérica y República Dominicana perdieron la vida de manera violenta 9,159 personas. Esto es, cada día fueron asesinadas 25 personas. Una cifra, se mire por donde se mire, intolerable si queremos aspirar a mayores niveles de desarrollo humano y mejor cohesión social.
Como insoportable resulta la carga económica que para los Estados suponen elevados índices de violencia. Según estimaciones realizadas en el estudio “Costos económicos de la violencia en los países del norte de Centroamérica” publicado recientemente por el Proyecto Regional PNUD Infosegura, los costos de la violencia en El Salvador, Guatemala y Honduras fue de US$14,704.62 millones de dólares en 2019, lo que supone un monto prácticamente idéntico al presupuesto nacional de Guatemala ($14,789 millones de dólares) para este 2023. Una desmesurada cantidad de dinero que, en países con presupuestos ajustados y altas necesidades sociales, retrasa su crecimiento.
Gráfica 2. Tasa de homicidios por 100 mil habitantes según país 2020-2022
Fuentes: Elaboración PNUD Infosegura con información de Belice, BPD (obtenido a través del BCO); Costa Rica, OIJ; El Salvador PNC via Twitter; Guatemala, PNC (Sección de Estadísticas, en proceso de validación por el INE); Honduras, Mesa Técnica de Muertes Violentas: Policía Nacional, Ministerio Publico/Dirección de Medicina Forense. Registro Nacional de las Personas. Observatorios de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Instituto Nacional de Estadísticas. IUDPAS/UNAH. Unidad Técnica de Coordinación Interinstitucional (UTECI)/SubSecretaría en Asuntos Interinstitucionales y República Dominicana, proyección a partir de datos enero-septiembre 2022 del Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana (CADSECI)
Los datos también muestran que a pesar de que en 2022 hubo 658 homicidios menos (-6.7%) que en 2021, el comportamiento no es homogéneo en la subregión. Mientras que Belice, El Salvador y Honduras registran una disminución en el total de víctimas de homicidio con respecto al año anterior, en Costa Rica, República Dominicana y Guatemala se produjeron incrementos. A la vista de las evidencias, resulta claro que las soluciones no pueden ser uniformes: cada contexto requiere su propio análisis y sus propias estrategias, siempre en el marco del concepto de la seguridad ciudadana que prima la protección de las personas y el respeto a las normas.
Gráfica 3. Total de víctimas de homicidio 2019-2022
Fuentes: Elaboración PNUD Infosegura con información de Belice, BPD (obtenido a través del BCO); Costa Rica, OIJ; El Salvador PNC via Twitter; Guatemala, PNC (Sección de Estadísticas, en proceso de validación por el INE); Honduras, Mesa Técnica de Muertes Violentas: Policía Nacional, Ministerio Publico/Dirección de Medicina Forense. Registro Nacional de las Personas. Observatorios de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Instituto Nacional de Estadísticas. IUDPAS/UNAH. Unidad Técnica de Coordinación Interinstitucional (UTECI)/SubSecretaría en Asuntos Interinstitucionales y República Dominicana, proyección a partir de datos enero-septiembre 2022 del Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana (CADSECI)
Crecen las muertes violentas de mujeres
La violencia y la delincuencia no se comportan de la misma manera en todos los países e incluso en cada territorio o ciudad de un mismo lugar. Tampoco lo hacen de la misma forma si se analiza la variable hombre/mujer. Al revisar los datos oficiales de violencia homicida y femicidios, según se tipifique en cada país, estos señalan igualmente una tendencia a la baja entre 2010 y 2020.
Gráfica 4. Total de homicidios de mujeres y feminicidios vs homicidios de hombres en Centroamérica 2010-2022
Fuentes: Elaboración PNUD Infosegura con información de Belice, BPD (obtenido a través del BCO); Costa Rica, OIJ; El Salvador PNC via Twitter; Guatemala, PNC (Sección de Estadísticas, en proceso de validación por el INE); Honduras, Mesa Técnica de Muertes Violentas: Policía Nacional, Ministerio Publico/Dirección de Medicina Forense. Registro Nacional de las Personas. Observatorios de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Instituto Nacional de Estadísticas. IUDPAS/UNAH. Unidad Técnica de Coordinación Interinstitucional (UTECI)/SubSecretaría en Asuntos Interinstitucionales y República Dominicana, proyección a partir de datos enero-septiembre 2022 del Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana (CADSECI)
Si bien la reducción de femicidios apoya el avance hacia el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5, que busca lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, es importante enfatizar que existen otras manifestaciones de violencia que se han visto exacerbadas en los últimos años.
El trabajo conjunto y sostenido con las instituciones nacionales, locales, academia y sociedad civil durante casi una década por el PNUD a través del proyecto Infosegura nos deja varias lecciones aprendidas.
1. Sin información de calidad, sin datos desagregados y sin análisis multidimensionales no es posible tomar decisiones de política pública acertadas. Una información y unos datos que, en un ejercicio de transparencia, deben ser puestos a disposición de la ciudadanía aprovechando las herramientas innovadoras que actualmente nos facilita la tecnología.
2. Soluciones mágicas, populares y efectistas, no contribuyen a solucionar problemas sociales complejos. A corto plazo quizás hay quien pueda pensar que resuelven la violencia y la inseguridad, pero no están exentas de riesgos para la institucionalidad, la calidad democrática, las libertades y el desarrollo humano a medio y largo plazo.
3. En las últimas dos décadas, las experiencias que contribuyeron a la reducción sostenida de la incidencia delictiva se relacionan fundamentalmente con la implementación de políticas integrales con énfasis en la prevención, con un enfoque territorial y de derechos, y con el fortalecimiento institucional.
4. Si bien está demostrado internacionalmente que el aumento de penas no coadyuva a reducir la violencia y la delincuencia, si es necesario, en el marco del concepto de seguridad ciudadana, promover la certeza de que los delitos reciben un castigo justo y proporcionado, con apego a las leyes y al respeto de los derechos humanos.
5. Las soluciones a la seguridad ciudadana deben estar centradas en las personas. Las medidas exclusivamente represivas no funcionan. Para garantizar que la región mantiene la tendencia positiva de estos últimos años, es preciso seguir apostando por políticas públicas con un fuerte énfasis en la prevención y la inversión social. Reducir la desigualdad y el desempleo y mejorar la educación contribuirán positivamente a poder contar con sociedades más justas, pacíficas y cohesionadas.