El futuro está en sus manos
Hablar de movilidad humana hoy en día lleva implícitos varios conceptos negativos como pobreza, delincuencia, inseguridad o trata. Sin embargo, lo primero que hay que entender es que la migración no es un fenómeno que combatir. Es un aliado que impulsa el desarrollo tanto para las personas que dejan sus países de origen como para las comunidades que las acogen.
El movimiento de seres humanos a través de fronteras ha sido una constante en la historia. De hecho, las migraciones son responsables de la formación de civilizaciones, del intercambio cultural y del progreso socioeconómico. Estos movimientos aportan beneficios significativos en forma de capacidades, fortalecen la fuerza laboral, fomentan la inversión y enriquecen con diversidad cultural. Por cada historia de un migrante que encuentra un nuevo hogar y una nueva oportunidad, hay una comunidad que se beneficia de su presencia, de su trabajo, de sus ideas y de su cultura.
“La migración es una posibilidad de desarrollo y, cuando un país gestiona de manera adecuada la migración, lo que está haciendo es garantizando una triple ganancia: para el país de destino porque permite que el migrante apoye el desarrollo de este territorio; para el propio migrante porque tiene la oportunidad de mejorar su calidad de vida; y, finalmente, para el país de origen, que recibe un impulso al desarrollo por la vía de las remesas”, explica Johanna Sáenz, Asesora Regional en Movilidad Humana en el Centro Regional para América Latina y el Caribe del PNUD.
Sin embargo, el panorama político, social y económico de los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19, ha puesto a los migrantes en el punto de mira, y hoy se habla más de frenar su llegada que de conseguir un beneficio mutuo entre países emisores y receptores.
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, hizo su primer viaje internacional en 2021, y el destino fue Centroamérica. No era una visita casual, sino una respuesta a los desafíos crecientes relacionados con la migración en América Central. Bajo la administración Biden, se reconoció la complejidad de las causas que impulsan estos movimientos masivos. Factores como la falta de oportunidades económicas, la inseguridad y la violencia, la inestabilidad política o las consecuencias del cambio climático han provocado que muchas personas busquen una vida mejor en otros lugares.
"Los países de los que más gente emigra son aquellos en los que se concentra mayor incidencia delictiva, más vulnerabilidades y menos igualdad de oportunidades",
Marcela Smutt, Coordinadora Regional de Infosegura.
Estas causas, a menudo interrelacionadas, crean un círculo vicioso. Por ejemplo, la falta de empleo y oportunidades educativas en una región puede llevar a la inestabilidad política y al aumento de la violencia y la inseguridad. Al mismo tiempo, el cambio climático puede exacerbar la falta de recursos, llevando a la escasez de alimentos, agua y vivienda.
Marcela Smutt, Coordinadora Regional de Infosegura el PNUD, asegura que, con los datos que maneja el proyecto que dirige se puede afirmar que "los países de los que más gente emigra son aquellos en los que se concentra mayor incidencia delictiva, más vulnerabilidades -ante los fenómenos meteorológicos extremos, por ejemplo-, y menos igualdad de oportunidades económicas o educativas".
Cinco cuentas pendientes para enfocar -bien- la movilidad humana
En los últimos años, EE. UU. ha buscado trabajar en conjunto con países centroamericanos para abordar las causas fundamentales del fenómeno migratorio. Estos esfuerzos se han centrado en reducir y prevenir la violencia, fomentar el desarrollo económico, fortalecer las instituciones democráticas y el estado social y apoyarse en la experiencia sobre el terreno de los organismos internacionales.
Instituciones transparentes
La confianza en las instituciones públicas es fundamental para el desarrollo y estabilidad de cualquier nación. En Centroamérica la percepción de corrupción en instituciones clave es alarmante. Según el informe Cultura política de la democracia en Honduras y en las Américas 2021: Tomándole el pulso a la democracia, también llamado Barómetro de las Américas, coordinado por el LAPOP Lab de Vanderbilt University y apoyado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), entre el 10 y el 12% de los residentes de América Latina y Caribe reportaron que se les había solicitado un soborno por parte de la policía entre 2006 y 2021, cifra que sube hasta el 19% en el caso de Nicaragua, al 16% en Guatemala, 15% en República Dominicana o 14% en Honduras.
Si hablamos de funcionarios públicos, el 22% de los nicaragüenses asegura que en alguna ocasión uno de ellos le solicitó dinero para llevar a cabo gestiones. En Guatemala el porcentaje es del 15%, del 14% en Honduras, del 8% en República Dominicana y del 5% en El Salvador, entre otros. La desconfianza que generan situaciones como estas es un factor crucial en la decisión de muchos de emigrar, tanto que, en la región, entre un 40 y un 60% de los migrantes, exponen como una de las causas principales para salir del país, la corrupción de las instituciones.
Entre un 40 y un 60% de los migrantes, exponen como una de las causas principales para salir del país, la corrupción de las instituciones según el Barómetro de las Américas. Foto: OIM.
Sin seguridad no hay bienestar
El nivel de delincuencia de un país o una región es otra de las causas para que muchas personas decidan migrar. Si las víctimas de delitos aumentan, la voluntad de emigrar también lo hace. Según el Barómetro de las Américas, casi el 45% de los ciudadanos de Centroamérica y República Dominicana se sentían inseguros o muy inseguros en su lugar de residencia. La victimización por delincuencia es de las más altas de la región, y uno de cada cinco ciudadanos (20%) fue víctima de algún delito durante el año previo a la realización de la encuesta (2021). En países como Nicaragua y Honduras la cifra llega al 33 y 25% respectivamente
La victimización por delincuencia representa la incapacidad del Estado para brindar seguridad por lo que, como resultado, las víctimas confían menos en el mismo, suelen ser más susceptibles a sufrir lesiones o a morir debido a desastres naturales, y a que su situación las haga más vulnerables a los efectos de la inestabilidad política en sus comunidades. En definitiva, su situación vital es peor y tienden más a emigrar. En el caso de Honduras, por ejemplo, el 45% de los que vivían en los barrios más inseguros se había planteado hacerlo, mientras que en los barrios más seguros el porcentaje era del 35% (Datos del Barómetro de las Américas relativos a 2018).
La mirada de los organismos internacionales
La historia ha demostrado que los problemas globales requieren soluciones globales. La migración, siendo un fenómeno que cruza fronteras, no es una excepción. La Organización de las Naciones Unidas y la Organización Internacional para las Migraciones, con su experiencia y recursos, pueden ofrecer perspectivas valiosas y asistencia en la formulación de políticas. Pero más allá de la logística y la supervisión, estos organismos promueven un enfoque basado en los derechos humanos, garantizando que las soluciones sean justas y equitativas.
Entre las agencias que trabajan en Centroamérica, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo tiene una presencia vital. Uno de sus principales proyectos es Infosegura, que después de 10 años de funcionamiento, y gracias a la colaboración e USAID, sigue trabajando de manera conjunta con las instituciones nacionales, locales, y organizaciones de sociedad civil, en mejorar la calidad de los datos para la toma de decisiones, por impulsar el análisis multidimensional y por la incorporación efectiva del enfoque de género en el ciclo de gestión de la información.
La importancia de la economía y el sector privado
Una economía sólida y diversificada es un pilar fundamental para reducir los factores de expulsión de migrantes. Invertir en diferentes sectores, como la tecnología, la agricultura sostenible y el turismo, puede crear oportunidades de empleo y atraer inversiones.
Al diversificar la economía, los países pueden ofrecer a sus ciudadanos una variedad de caminos hacia el éxito económico, reduciendo la necesidad de buscar oportunidades en el extranjero.
En el mundo globalizado, las corporaciones tienen un papel significativo en las economías de los países. A través de inversiones estratégicas, capacitación y programas de desarrollo, las empresas pueden ayudar a fortalecer las economías locales. Además, pueden actuar como mediadores en la creación de puentes culturales y económicos entre países.
Inversión para crear sociedades más justas
El objetivo principal de cualquier país debe ser garantizar que sus ciudadanos tengan acceso a servicios básicos como seguridad, salud, educación y empleo. Lamentablemente, en términos de seguridad y educación, algunos países centroamericanos se encuentran entre los más bajos de América Latina.
La mejora de la calidad de la educación es fundamental para conseguir un desarrollo justo de toda la sociedad. Además, tiene un doble efecto entre la población que se plantea migrar: por un lado, puede suponer un freno al éxodo, ya que con una mejor educación muchos ciudadanos verían como su calidad de vida mejora; y, por el otro, puede hacer servir para regular el flujo de migrantes mediante acuerdos para conseguir mano de obra cualificada por parte de los países receptores.
Adicionalmente, la preparación y mitigación ante desastres naturales se vuelve esencial en una región propensa a huracanes e inundaciones. Aunque la mejora de estas condiciones no será inmediata, proporcionar una educación y salud de calidad podría ser un factor determinante para que muchos decidan quedarse en sus países de origen.
El futuro
Pero más allá de las soluciones y propuestas, es esencial entender la naturaleza de la migración. La gran mayoría de estos movimientos son regulares y se llevan a cabo legalmente. Estos procesos se gestionan a través de canales establecidos que buscan asegurar que las personas tengan una transición segura y beneficiosa. Sin embargo, la migración irregular ocurre cuando las personas, por diversas razones, sienten que no tienen otra opción o cuando los canales regulares no satisfacen las demandas.
“Uno de los puntos cruciales es fomentar el desarrollo dentro de los territorios y economías locales. Hay que trabajar intensamente en el fortalecimiento económico de las áreas más desfavorecidas”, explica Marcela Smutt, Coordinadora Regional de Infosegura. “Aun cuando un país exhibe buenos indicadores macroeconómicos, la distribución de la riqueza y los niveles de inequidad pueden ser considerables -continúa-. Por eso, se deben garantizar condiciones socioeconómicas adecuadas en cada territorio para que las personas no se vean obligadas a emigrar”.
La pobreza es una de las principales causas para migrar. En la imagen, una niña de la comunidad indígena venezolana Warao, al norte del país, cerca de Guyana. Foto:OIM/Gema Cortes.
Smutt explica que en Infosegura están “particularmente interesados en explorar los vínculos entre seguridad ciudadana, movilidad humana, seguridad medioambiental, climática y alimentaria. Son áreas que requerimos investigar profundamente para entender mejor sus interconexiones y cómo estas dinámicas pueden influir en la formulación de soluciones efectivas. En este esfuerzo, la participación de universidades y centros de pensamiento es vital para generar conocimientos que nos permitan comprender estas dinámicas y elaborar soluciones basadas en evidencias concretas”.
Según la OIM, en 2020 se estima que hubo alrededor de 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, lo que representa el 3,5% de la población mundial. Estas cifras evidencian que la migración es un fenómeno considerable que requiere una atención y gestión adecuadas.
La migración irregular se ha convertido en un foco de preocupación global. Las imágenes de migrantes cruzando desiertos, mares y montañas han capturado la atención del mundo. Las razones detrás de estos movimientos a menudo son desesperadas: huyen de conflictos, persecuciones o situaciones económicas insostenibles. Según el ACNUR, a finales de 2019, casi 80 millones de personas en el mundo se vieron forzadas a huir de sus hogares, y de ellas, 26 millones eran refugiados.
Pero, ¿cómo enfrenta el mundo este desafío? Las respuestas varían. Algunos países han optado por políticas más estrictas en sus fronteras. Si bien es comprensible que los países deseen gestionar quién entra en sus territorios, un enfoque puramente restrictivo puede no ser el más eficaz a largo plazo.
“Ya no somos únicamente una región de emigración; nos hemos transformado también en un destino donde las personas llegan, deciden quedarse, transitan o incluso optan por regresar", Johanna Sáenz, Asesora Regional en Movilidad Humana en el Centro Regional para América Latina y el Caribe del PNUD.
La cooperación regional e internacional es esencial para una gestión migratoria efectiva. Países con intereses y desafíos compartidos pueden unir fuerzas para abordar los problemas de la movilidad humana y para facilitar procesos migratorios seguros y ordenados.
Además, el papel de la información y los datos es fundamental. Las decisiones políticas deben basarse en cifras sólidas y en una comprensión clara de las tendencias y patrones migratorios. La recopilación, análisis y uso de datos creíbles sobre demografía, movimientos transfronterizos, desplazamientos internos y otros factores relacionados son cruciales para la formulación de políticas basadas en hechos.
La movilidad humana es parte intrínseca de la experiencia humana. No es un fenómeno que pueda o deba "detenerse", sino más bien uno que debe ser comprendido, gestionado y, en última instancia, celebrado. Para lograr un futuro donde la migración sea una elección y no una necesidad, la cooperación global, la inversión en desarrollo y una comprensión profunda de las raíces de la migración son esenciales.
"Es fundamental entender que la migración se ha convertido en una realidad palpable en América Latina”, dice Sáenz. “Ya no somos únicamente una región de emigración; nos hemos transformado también en un destino donde las personas llegan, deciden quedarse, transitan o incluso optan por regresar. Esto nos exige, como sociedad, una flexibilidad y adaptabilidad significativas. Debemos reconocer y aprovechar la migración como un factor catalizador para el desarrollo, con la intención de materializar el concepto de la triple ganancia. Estoy convencido de que este aspecto es crucial”.
Para esta experta colombiana, el PNUD ha centrado sus esfuerzos en vincular esta dinámica migratoria con la visión de fomentar sociedades más justas e incluyentes en América Latina. “Este enfoque implica la promoción y el fortalecimiento de la cohesión social, especialmente en los contextos caracterizados por la movilidad humana. Y este es un mensaje muy importante”, concluye Sáenz.
Foto de apertura. OIM/Ana Marcela Cerdas Jimenez.